Speak 0:01
Bienvenidos a Mar Adentro, un espacio de reflexión para navegar la vida con fe y esperanza.
Nuestro primer tema nos invita a cuestionarnos sobre qué es lo que realmente guía nuestra vida. Son nuestros valores o las influencias del mundo que nos rodea? Vamos hoy a reflexionar sobre si estamos tomando decisiones desde lo que realmente creemos o si, sin darnos cuenta, nos dejamos llevar por la presión externa y las expectativas de los demás.
Por ejemplo, en redes sociales vemos como la validación externa dicta tendencias como el éxito. Cada quien decide su propia versión de lo que está bien o mal. Queremos vivir en una sociedad donde todo es permitido. Pero si lo pensamos bien, qué mundo les estamos dejando a nuestros hijos y a las generaciones que vienen detrás de nosotros? Qué los va a guiar?
Antes de profundizar en este tema. Quiero primero reconocer que ciertamente hay necesidades humanas fundamentales como ser vistos y pertenecer, que pueden influir en nuestras decisiones. Estas necesidades sabemos que son naturales, son saludables, pero cuando buscamos satisfacerlas únicamente a través de la aprobación externa, corremos el riesgo de perdernos a nosotros mismos como si fuéramos olas sin rumbo.
Hoy te invito a hacer una pausa, a preguntarte con honestidad Estoy viviendo según mis valores o según lo que los demás esperan de mí? La imagen que yo quiero proyectar? qué me guía? Vamos a poner un ejemplo. Imagina que estás caminando por un bosque siguiendo una brújula descalibrada. Tú crees que vas en la dirección correcta, pero poco a poco te vas alejando del camino. Así sucede cuando nuestras decisiones no están guiadas por lo que realmente creemos, por nuestra autenticidad, sino por búsqueda de la aprobación externa. Uno de los factores que más veo que nos desorientan es la presión social. Queremos ser aceptados, encajar en un grupo, sentir que somos valorados. Hoy, con las redes sociales, nuevamente lo menciono, esa presión es aún más fuerte. Nos esforzamos para mostrar una versión de nosotros mismos que encaje con lo que los demás consideran exitoso, atractivo, deseable. Pero cuánto de lo que mostramos es real? Cuanto de lo que mostramos refleja realmente lo que somos y en qué creemos?
Cuando vivimos desde esta búsqueda de aceptación, estamos corriendo el riesgo de normalizar comportamientos o ideas que en otro momento habríamos considerado incorrectos. La repetición constante de ciertas tendencias y discursos en la sociedad obviamente nos va a llevar a aceptar como bueno lo que antes reconocíamos como inmoral, lo que antes nos parecía inaceptable, ahora nos parece bien, simplemente porque muchos lo hacen, porque está de moda o porque nadie lo cuestiona. Este fenómeno lo vemos en cómo los valores se van relativizando con el tiempo. Nos estamos acostumbrando a justificar actitudes, a decirnos "no es tan grave", "Todos lo hacen", sin realmente detenernos a reflexionar si estamos actuando de acuerdo con lo que creemos correcto. Pero la verdad no cambia con las tendencias.
Si nos dejamos llevar por la corriente sin cuestionarnos, corremos el peligro de construir una vida basada en lo que dicta el mundo y no lo que realmente tiene valor. Jesús nos advierte sobre esto en Mateo 16:26 De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su alma? Piensa en eso.
Tú me dirás ok Sarah! si la presión social me desvía, Cómo puedo volver a mi centro? Tal vez la pregunta más importante no sea qué quiero lograr en la vida, sino quién quiero ser. ¿Cómo quiero vivir? ¿Qué valores quiero que definan mi camino?
Vivimos en un mundo que nos empuja a mirar hacia afuera: a compararnos, a encajar, a perseguir estándares que otros imponen. Pero la brújula que realmente importa no está afuera, sino dentro de ti. Como bien dice, la guía interna está dentro de ti.
Aquí es donde los valores juegan un papel fundamental. Tenemos principios que pueden guiarnos en cada decisión Amor, verdad, humildad, justicia, compasión, lealtad. Si dejamos que estos valores sean nuestra brújula, nuestras elecciones van a ser más claras y tendremos paz interior. Aún cuando el mundo está presionando a actuar de otra manera.
Piensa en alguien que realmente admiras, no por su éxito o fama, sino por su esencia, no por sus logros, por la persona que es. Qué lo hace especial? Probablemente su autenticidad. Su capacidad de ser fiel a lo que cree. Su manera de amar sin condiciones. Su amabilidad. Y lo curioso es que estas cualidades no dependen de reconocimiento externo, sino de elecciones diarias, que es la que hace esa persona.
En Mateo 6:21 nos dice Jesús Donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón.
Si tu tesoro está en la validación externa, ahí estará tu corazón. Si tu tesoro está en la coherencia, en vivir según lo que tú realmente crees, ahí también encontrarás tu paz.
Viéndolo desde una forma más práctica, vamos a imaginar que te llega una oportunidad de trabajo, un puesto prestigioso, un excelente sueldo, grandes oportunidades de crecimiento. Suena increíble, pero hay un problema. Aceptar ese trabajo significa sacrificar tu bienestar, alejarte de las personas que amas o comprometer algo importante en lo que crees. Si decides desde la presión social, lo vas a aceptar. Si decides desde el miedo a decepcionar a otros, dirás que sí, aunque no te convence la idea. Pero si decides desde tus valores te vas a hacer preguntas más profundas antes de aceptar. Esto me acerca o me aleja de lo que realmente quiero ser? Estoy eligiendo desde el amor o desde el miedo? Es coherente con la vida que quiero construir, con los valores que tengo, con lo que para mí es importante?
Obviamente, esa guía interna, esa brújula interna no siempre nos va a llevar por el camino más fácil o las decisiones más fáciles, pero si por el más auténtico y es lo que nos da la verdadera paz.
Tal vez hoy te des cuenta de que en algunas áreas de tu vida has estado viviendo más para la aprobación de los demás que para lo que realmente crees. No pasa nada. Siempre es posible recalibrar tu brújula. Para eso el primer paso es detenerse y hacer las preguntas. La verdad no se impone, se revela en el silencio, en la honestidad de mirarte sin criticarte, sin juicios. Estoy viviendo con autenticidad? No tienes que ser perfecto. Nadie lo es. Nadie lo es. Pero si puedes elegir con consciencia, moverte desde el amor, no desde el miedo. Y si alguna vez dudas sobre qué camino tomar, por ejemplo, te voy a dejar esta frase que me encanta del Salmo 119 "Tu palabra es antorcha para mis pasos, luz para mi sendero". Te dejo esto para que reflexiones sobre qué esta alumbrando tu camino y tus pasos.
Gracias por acompañarme en este primer episodio de Mar adentro. Nos encontramos en el próximo y recuerda: cuando sigues tu verdadera brújula, el camino siempre tiene sentido.